sábado, 20 de junio de 2009

La ultima decada del siglo Cambios políticos en la Europa del Este

La política de reformas iniciada por el presidente de la Unión Soviética, Mijáil Gorbachov, se extendío progresivamente a todos los países de la Europa co­munista. Tras la legalización en 1988 del sindicato po­laco Solidarnosc, Hungría aceptaba, en febrero de 1989, el multipartidismo, preparándose para unas elecciones generales plenamente libres.
Los meses finales de 1989 vieron la caída del go­bierno comunista checoslovaco y su sustitución por ur. gobierno provisional que convocó las primeras elec­ciones libres en cuarenta y cuatro años, elecciones que dieron una aplastante mayoría a Vaclav Havel, miem­bro del principal grupo reformista —el Foro Cívico— En diciembre del mismo año, fue Rumania, el país con más bajo nivel de vida de la zona, el que intente su apertura mediante una movilización popular que fue duramente reprimida por la Securitate, policía de tuestado. El proceso y la ejecución de Nicolae Ceau-sescu y su esposa Elena en la Navidad de 1989, pare­cieron poner fin al más cruento proceso liberalizador de la Europa del Este, si bien la falta de cultura demo­crática, la violencia contenida y los pocos cambios reales que se produjeron en la cúpula del poder a la subida de Ion Iliescu produjeron nuevos disturbios en junio de 1990.
Los enfrentamientos étnicos, que parecían haber perdido su virtualidad en la Yugoslavia comunista de Tito surgida tras la liberación, reaparecieron con inu­sitada violencia en 1991, tras el fracaso de la rotación en la presidencia federal, manifestándose primero en Eslovenia y luego en duros enfrentamientos entre Ser­via y Croacia, que apuntaron a la desintegración de la república.
El cambio de dirección en Bulgaria y las reformas en Albania fueron otros efectos del cambio de rumbo adoptado por la Unión Soviética y del giro hacia Oc­cidente de los países integrados militarmente en la alianza del Pacto de Varsovia y económicamente en el COMECON. Los procesos de transición del lla­mado socialismo real al capitalismo de mercado, pa­cíficos en Hungría y Polonia, muy sangrientos en Ru­mania y Albania y como resultado de importantes mo­vilizaciones populares, duramente reprimidas por el poder comunista, en Checoslovaquia y la República Democrática Alemana, culminaron en la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la RDA que el 1 de julio de 1990 quedó unida monetaria, económica y socialmente a la República Federal. Tres meses más tarde, el 3 de octubre, tenía lugar la unión política de la nueva Alemania.
El proceso de reformas en la Unión Soviética se vio amenazado por el intento involucionista del golpe de estado de agosto de 1991. Pero fracasado a los tres días, dio paso a profundos cambios: disolución del Partido comunista, demolición y desaparición de la iconografía de la revolución y nueva estructura, aun­que provisional del poder ejecutivo y del poder legis­lativo en la proyectada futura Unión. En el rápido proceso de resurgimiento de los nacionalismos bálti­cos, Estonia, Letonia y Lituania, antiguos estados bál­ticos anteriores a la Segunda Guerra Mundial, apro­vecharon el desmembramiento de la URSS que siguió al fracaso del golpe de estado de agosto de 1991 para recuperar su independencia, romper sus lazos con la Unión Soviética y lograr el reconocimiento interna­cional, mientras que otras repúblicas de la anterior Unión proclamaban su independencia, tratando de conseguir o la aceptación de su separación o el esta­blecimiento de una federación entre ellas.

1 comentario:

  1. Por el esfuerzo y dedicación, a pesar de los errores, tiene la nota: 6.2

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