sábado, 20 de junio de 2009

Segunda etapa: la guerra de posiciones

La guerra, que al principio parecía que iba a ser rá­pida, se mostraba ahora demasiado equilibrada como para permitir prever el desenlace. Los contendientes iban a intentar nuevas técnicas, como el desgaste (ga­ses venenosos, bloqueo económico, submarinos) o la diversión (crear nuevos frentes). A lo largo de 1915-1916, la guerra se estabilizó debido a la construcción de trincheras. En 1916, el alto mando alemán, deci­dido a acabar con el obstáculo de las trincheras fran­cesas, inició (21 de febrero) una ofensiva contra Ver-dun. Durante diez meses, las tropas francesas, al mando del mariscal Pétain (1856-1951), lograron re­sistir. Sin embargo, las pérdidas fueron tan numerosas para ambos contendientes, que la lucha terminó sin vencedores ni vencidos.
En el frente oriental, la ofensiva austroalemana desde el Báltico hasta el San, quedó detenida por la victoria rusa en Tarnopol (septiembre de 1915).
Los nuevos frentes que se habían abierto para rom­per el estancamiento se hallaban en los Dardanelos y el Cáucaso (británicos contra turcos), y en Macedonia (austroalemanes contra rumanos).

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