La tensión política entre las principales potencias europeas era manifiesta. Francia y Alemania se hallaban enfrentadas desde que, tras la Guerra franco-prusiana, Francia había perdido los territorios de Alsacia y Lorena, y la situación se había agravado con la cuestión colonial en el norte de África. Por otro lado, los intereses económicos habían acrecentado la rivalidad entre Inglaterra y Alemania. Por último, Rusia y Austria competían por los territorios balcánicos.
En este ambiente funcionaba un sistema de alianzas entre los países europeos. Desde 1887, Italia se hallaba unida a Alemania y al Imperio Austrohúngaro por la Tripe Alianza. Por su parte, Rusia, Francia e Inglaterra habían unido sus intereses por la Triple Entente, de 1907.
sábado, 20 de junio de 2009
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