Ocupada Polonia, Hitler lanzó a sus ejércitos (contaba con más de un millón de hombres, divisiones acorazadas y la potencia aérea de la Luftwaffe) sobre Dinamarca y Noruega en abril de 1940.
Vencidas éstas, atacó Holanda, Bélgica, Luxem-burgo y, finalmente, Francia, a la que venció en Dunkerque (mayo de 1940). Poco a poco, los alemanes se adueñaron de casi toda Francia: París el 13 de junio y Verdun el 15 de junio. Sólo el sur quedó libre de la ocupación. Allí se estableció el gobierno de Vichy, presidido por el mariscal Pétain (1856-1951), que inauguró un régimen autoritario y colaboracionista. Algunos franceses huyeron a Inglaterra y organizaron el movimiento de la Francia Libre, dirigido por el general Charles de Gaulle (1890-1970).
Hitler había conseguido su objetivo en Occidente: apoderarse de la costa Atlántica para, desde ella, lanzarse contra Inglaterra y, derrotada ésta, proseguir su expansión por Oriente.
Los alemanes, que controlaban ya casi toda Europa, organizaron un nuevo sistema, el Nuevo Orden, mientras planificaban la explotación y coordinación de los recursos disponibles. Millones de prisioneros fueron reclutados. Estos prisioneros de guerra, junto con la población civil, fueron destinados a realizar trabajos forzados en las industrias de guerra alemanas. Los campos de concentración se convertían en centros de exterminio masivo, con cámaras de gas y hornos crematorios, en Maidanek, Treblinka, Dachau, Ausch-witz y otros. En ellos murieron casi seis millones de judíos, pero también fueron asesinados europeos de otras nacionalidades. Así, el Nuevo Orden consistía en germanizar Europa, en someterla al dominio de la superior raza aria, según el pensamiento de Hitler.
sábado, 20 de junio de 2009
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