El rey se decidió entonces a convocar los estados generales (reunidos por última vez en 1614) el 1 de mayo de 1789. Las elecciones para diputados se efectuaron según los tres brazos tradicionales: la nobleza, el clero y el tercer estado, aunque este último, por decisión de Necker (nuevamente en el poder desde 1788), debía tener el mismo número de diputados, que los otros dos estados juntos, dado que representaba a la mayoría de la población francesa.
Los estados generales se inauguraron el 5 de mayo de 1789. El tercer estado exigió que las deliberaciones se hicieran en común y no por brazos, y que las votaciones fueran por cabezas y no por estamentos. Frente al desacuerdo de los privilegiados, el tercer estado se proclamó asamblea nacional (16 de junio), a la que se unieron algunos nobles (La Fayette, Mira-beau) y algunos clérigos, como Sieyés.
El 20 de mayo, reunidos en el salón del «Juego de Pelota», los miembros del tercer estado juraron no disolver la asamblea hasta que se elaborase una constitución. De esta forma afirmaban el principio de la soberanía nacional. La Revolución había empezado.
domingo, 21 de junio de 2009
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